La cuenca fluvial del Ziz atraviesa los últimos macizos montañosos del Gran Atlas, con una cascada de color verde palmeral, que acaba engullida por las arenas del desierto en lo que es la última ciudad a sus puertas. Rissani fue desde siempre y hasta la partición de África una parada imprescindible en las rutas comerciales trans-saharianas, donde las caravanas del Sahel descansaban con su oro y esclavos antes de adentrarse en el Marruecos imperial. Hoy día sigue siendo punto de encuentro de la región y el último punto comercial entre desierto y civilización.
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